El 8 de marzo se conmemora la acción heroica de decenas de mujeres obreras de Nueva York que luchaban por condiciones dignas de trabajo, realizaron paros, huelgas, movilizaciones y mítines de gran envergadura, en busca de sus derechos más fundamentales, pedían disminuir la jornada laboral, en ese momento de 14 y más horas, también recibir salarios equitativos y tener descanso dominical. Para lograr estos objetivos, las valientes mujeres se declararon en huelga. El dueño de la fábrica no aceptó la protesta y las reprimió brutalmente, murieron incineradas 129 trabajadoras. Tal hecho llevó a que su movimiento se extendiera no sólo por Estados Unidos sino también en diferentes partes del mundo.
En 1910 en Copenhague, Dinamarca, en la segunda conferencia internacional de mujeres socialistas, se institucionalizó la conmemoración del 8 de marzo como el día internacional de la mujer. Durante mucho tiempo se desconoció este día, pues pasaba inadvertido para la mayoría de las naciones, sólo hasta 1975 la Organización de Naciones Unidas reconoce formalmente esta fecha.
Tal vez pocas mujeres hoy recuerden la verdadera historia del día internacional de la mujer, incluso muchas lo ignoren, pero hoy cien años después es necesario analizar cual es la situación de las mujeres en el mundo; más cuando muchas de las consignas que por ese entonces se difundían, continúan siendo reivindicaciones vigentes en el siglo XXI: la lucha por el salario justo, la igualdad frente al hombre, jornadas laborales de 8 horas, condiciones dignas de trabajo, salud, educación, vivienda y demás derechos democráticos. Situación hoy más difícil para las mujeres, por la implementación de la política neoliberal y de globalización en el mundo, que las obliga a asumir nuevos roles, en condiciones cada vez más precarias ya que el Estado ha venido desentendiéndose a través de la privatización de la salud, educación, servicios básicos y del recorte de servicios de protección social y ha descargado ésta responsabilidad sobre los hombros de las mujeres.
Las políticas de privatización y reducción de gastos sociales impuesta por el Gobierno afectan el núcleo familiar y dentro de éste principalmente a la mujer, la cual debe asumir de manera directa el cuidado de la salud, la educación, la recreación y las labores del hogar, en síntesis una doble jornada de trabajo; la laboral y la doméstica.
Otro aspecto que debemos anotar es que en Colombia, dada la guerra civil, las mujeres son tomadas como botín de guerra y sometidas a labores de servidumbre en forma denigrante, además sufren con mayor rigor el desplazamiento al asumir necesariamente la jefatura del hogar y la responsabilidad de su sustento. Como tal, son las más necesitadas de los servicios de bienestar social, educación y salud. Sin embargo, son quienes menos reciben esos derechos.
La mujer debe luchar por el derecho a organizarse, expresarse y movilizarse por la consecución de sus derechos, que están ligados a los derechos del conjunto del pueblo colombiano. Hoy es una necesidad impulsar la vinculación de la mujer a la lucha política y el movimiento democrático debe contribuirle, descargándola de las labores que le impiden potenciar su capacidad política para ser dirigentas sindicales, barriales, estudiantiles, campesinas y de más que aporten en la lucha por la democratización y liberación de nuestra nación.
La democracia y las libertades democráticas sólo se conseguirán si se rompe con el dominio, la opresión y la explotación en que el imperialismo principalmente norteamericano y las clases dominantes tienen a nuestra patria. El objetivo es alcanzar una sociedad más justa, libre y democrática. La consecución de estas reivindicaciones permite avanzar hacia la emancipación de la mujer, igualar su situación frente al hombre, y garantizar a sus familias mejores condiciones de vida.
El 8 de marzo no se conmemora la lucha de la mujer contra el hombre, sino la lucha contra quienes las someten a trabajos tortuosos, a jornadas extensas y salarios miserables. Fue el día en que las costureras de un país como Estados Unidos, dieron su vida para que hoy hombres y mujeres tuvieran el derecho a 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas para lo que quieran, en consecuencia deben ser forjadoras de una patria soberana y democrática.
Movimiento por la defensa de los derechos del Pueblo – MODEP
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Vamos por la Democracia, el Poder y el Socialismo.
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