PONENCIA DE LA ASOCIACION DE LA MUJER DEMOCRATICA
Muy buenas tardes para todas las personas reunidas en este recinto universitario dispuestas a escuchar y debatir sobre los argumentos que hemos venido a plantear. Se nos ha convocado a un debate sobre el tema "mujer y universidad" en el marco de las discusiones y propuestas de una reforma alternativa de educación superior, motivadas por el hundido proyecto de Ley sobre Educación Superior en meses pasados producto de una decida lucha estudiantil en nuestro país.
Antes de comenzar por los apuntes que cómo organización de mujeres, creemos pertinentes frente éste tema, queremos empezar diciendo quiénes somos, presentación que evidentemente proporcionará información sobre el lugar desde el que hablamos y podrá de alguna manera justificar los argumentos que hemos construido para este evento.
La Asociación de la Mujer Democrática es una organización popular de mujeres de carácter social y político, que tiene su base territorial en Bosa, donde hemos mantenido nuestro proceso desde el año 2001. Como organización social desarrollamos proyectos sociales que apuntan a solventarlas las necesidades más sentidas de la comunidad donde hacemos presencia. En un país con tal altos índices de pobreza y desigualdad, las luchas sociales adquieren un carácter político, por lo que estos proyectos se constituyen en elemento de construcción de nuevas alternativas para la transformación social y en instrumento de oposición al régimen.
Es así que nuestra organización ha venido impulsando acciones políticas para el empoderamiento de las mujeres de la localidad por medio de la participación en el Comité Promotor de la Conferencia Mundial de Mujeres de Base y en las Conferencias regionales y Nacional realizadas en 2010. Actualmente, participamos de los espacios de discusión de la política pública distrital en el ámbito social y lideramos una Escuela Popular de Mujeres. Además, trabajamos en Programas relacionados con el tema de la mujer, la seguridad alimentaria y la primera infancia, como el proyecto del Jardín Infantil Nueva Esperanza, el Comedor Comunitario Nueva Esperanza y el Comedor Comunitario San Pablo.
Cabe destacar que, de igual manera nuestro trabajo con la comunidad ha tenido un fuerte componente cultural porque a través del teatro, el carnaval, las conmemoraciones y celebraciones, pretendemos problematizar referentes e imaginarios frente a la realidad local y nacional, y frente a la situación de las mujeres en los barrios populares.
Después de diez años de labores en la localidad tenemos mayor claridad sobre los proyectos que lideramos –Escuela de Mujeres, Jardín y Comedores-, ahora sabemos que son la forma en que se concreta parte de los derechos para las mujeres cabeza de familia -un trabajo digno-, también son una forma de construir con la comunidad soluciones a una parte de sus reivindicaciones más prioritarias -seguridad alimentaria y atención al primera infancia-; pero principalmente, los proyectos son escenarios de aprendizaje y transformación de realidades concretas con la gente. Es por ello que hoy decimos que nuestros proyectos sociales tienen una perspectiva política y nuestro programa político tiene un asidero social.
Como conclusión del desarrollo de los proyectos y del semillero de Escuela Popular de Mujeres, hoy podemos decir que desarrollamos tres ejes temáticos o políticas, esos ejes son: la política de la seguridad alimentaria, la política de educación para la primera infancia y la política de la mujer.
ACERCA DE LOS DEBATES EN TORNO AL TEMA MUJER UNIVERSIDAD
Cómo organización popular de mujeres, reconocemos problemáticas concretas que afectan a las jóvenes y señoras de nuestros barrios por su condición sexual, asociadas a situaciones locales, regionales y nacionales de pobreza y marginación económica, social y política, que afectan y restringen la posibilidad de una "vida digna" no solo –aunque a veces principalmente- a las mujeres, también a las niñas y niños, jóvenes, hombres y adultos mayores de nuestras comunidades.
Por eso uno de los primeros debates que queremos plantear es la forma como se entiende por parte de la Academia pero también desde las mismas mujeres de los barrios las "condiciones y situaciones" por las que se organizan y luchan ellas en los sectores populares.
En nuestra corta experiencia como organización, sabemos que parte de las realidades que las mujeres de los barrios perciben como problemáticas para su vida, como las agresiones físicas y morales del marido, el abandono por parte del hombre de los hogares, la necesidad de salir a buscar un trabajo para la consecución de recursos sin desatender a sus hijos e hijas[1], el desempleo , el incremento constante del costo de la vida (mercado, servicios públicos domiciliarios, transporte, etc.); hacen que las mujeres se organicen y movilicen. Pero muchas veces la pregunta no es por la situación de la mujer como individuo, la pregunta es por la situación de su familia.
Este no es solo un aprendizaje de nuestra Asociación, hace parte del recorrido histórico y político de muchas organizaciones populares de mujeres: su preocupación por la "comida y el cuidado de los hijos", las llevo a salir a la calle a buscar trabajo, a juntarse con otras mujeres y hombres para solucionar problemas concretos de vías, colegios, jardines, transporte, etc.; y esas práctica en la lucha social por bienestar para su familia, las llevaron a asumirme como actoras políticas y sociales de sus barrios y localidades.
Es así que los hijos e hijas, la niñez y la juventud en los barrios, son realidades íntimamente ligadas a los proyectos de vida y los motivos de organización de las mujeres. Este hecho puede entenderse como parte de un legado social y cultural del machismo y el patriarcado, como acentuación de la división sexual del trabajo que recarga sobre la mujer la responsabilidad de la reproducción de la familia, pero también puede leerse cómo un detonante de movilización, un factor de reivindicación y emancipación de las relaciones tanto maritales y familiares cómo sociales y políticas de las mujeres con el Estado y la Sociedad.
Son varios los ejemplos de nuestras compañeras que intentando dar soluciones a la situación de hambre en los barrios, tuvieron que salir de sus casas para unirse a otras, y esa salida implico un replanteamientos de las relaciones con sus esposos y con sus propios hijos e hijas. Es innegable además el nivel de liderazgo y beligerancia ejercido por las mujeres en los paros cívicos recientes en las localidades con mayores niveles de pobreza, con reivindicaciones tan concretas como el problema del alimento o la educación para sus hijos e hijas.
Recogiendo de las experiencias de las madres comunitarias, de las jardineras de las casas vecinales, de las asociaciones de las amas de casa y de muchas otras mujeres de los sectores populares, la Asociación promueve y defiende los derechos de las mujeres, de las niñas y niños y de las comunidades en los barrios.
En este sentido, entendemos hoy que nuestras reivindicaciones como mujeres no se agotan en el terreno de las luchas individuales como sujetos de derechos, por el contrario están profundamente ancladas en las luchas colectivas por mejores condiciones de vida, por la realización y profundización de los derechos económicos, sociales y culturales para las poblaciones que llevan la peor parte del fenómeno de la pobreza.
Siendo la educación una de las reivindicaciones de las mujeres de los sectores populares, entendido por la organización como el derecho inalienable que tiene todo ser humano en la medida de sus capacidades individuales -más no por su edad, por su condición sexual, económica, social, política o étnica-, de gozar, disfrutar y conocer el máximo de todas las producciones humanas, en las que mujeres y hombres independientemente de nuestro rol o jerarquía en la división del trabajo hemos aportado: el arte, la técnica y la ciencia; creemos igualmente como muchos intelectuales que éste derecho con las connotaciones que acabamos de expresar es un privilegio en nuestros barrios y que por el contrario el sistema educativo pocas veces logra brindarlo en las condiciones y garantías de las que habla la jurisprudencia en términos del derecho: asequibilidad, accesibilidad, adaptabilidad y aceptabilidad. En términos del derecho: disponibilidad, acceso, permanencia, calidad, libertad.
Sabemos que si bien el Derecho a la Educación no se cumple para las gentes de los barrios y para las grandes mayorías nacionales, producto de los problemas de desigualdad y pobreza estructural de la realidad Colombiana, también hay problemas entre el "deber ser" y el hacer de los actores políticos y sociales implicados en la realización del derecho. Que nuestro país es excluyente y elitista, eso hace parte de la realidad que debemos enfrentar, pero parte de nuestro debate frente al Derecho a la Educación, es que sin embargo, dentro del sector educativo también somos los directamente involucrados los su materialización quienes a través de acciones prácticas cotidianas podemos impulsar el ejercicio del derecho o reforzar situaciones de negación en los sectores populares.
Por ejemplo, como sustentamos anteriormente, el cuidado y formación de la niñez en los barrios, ha recaído sobre las mujeres de los barrios. Estamos convencidas que hace parte de la división sexual del trabajo que sin embargo no podemos dejar de la noche a la mañana, por el contrario creemos que más que abandonarlas debemos resignificarlas y luchar porque sean valoradas por el conjunto de la sociedad, que las labores domesticas y el cuidado de los niños y niñas en el ámbito de nuestros hogares sean reconocidas como parte de nuestro trabajo a la producción nacional pero al mismo tiempo exigir a nivel individual y promover a nivel comunitario que las mismas labores sean asumidas por hombres y mujeres.
Por eso pensamos que la labor que hacen las madres comunitarias, las jardineras y las maestras que obviamente son en su mayoría mujeres, vinculadas a la formación de niños y niñas de los barrios populares, es subvalorada y estigmatizada no solo por el Estado y sus respectivas entidades, sino por el conjunto de la sociedad.
Sin desconocer la poca valoración que en general tiene el derecho por parte de la sociedad –tanto por parte de las clases dominantes que solo ven en sistema educativo el instrumento para mayor rentabilidad de sus ganancias y por parte de los sectores populares que no encuentran salidas concretas a sus problemas en el mismo -; donde tiende a culparse a las maestras y los maestros de todo lo que es y no es la educación, son las educadoras de primera infancia las más mal remuneradas y peor juzgadas en este contexto. Sus salarios pocas veces alcanzan el mínimo legal vigente y muchas veces se hace eco de su falta de preparación y de su ignorancia.
Evidenciamos que la Academia hoy aporta elementos importantes para reconstruir lo que puede significar nuestra labor para el conjunto de la sociedad, el potencial de capacidades y habilidades que se pueden potenciar en nuestros niños y niñas desde la más tierna edad. Pero creemos que la Academia y en este caso la Universidad, podría hacer mayores esfuerzos para incidir en las prácticas de cuidado y atención a la primera infancia, empezando por reconocer la deuda social que se tiene con las mujeres de los sectores populares. Necesitamos no que nos digan cómo hacerlo, principalmente que enriquezcan nuestra experiencia con los conocimientos teóricos y conceptuales que la Universidad produce y que podríamos articular a nuestra labor.
En este sentido, las mujeres de los sectores populares sienten lejanas principalmente a las Universidades públicas porque en términos de formación y cualificación de sus saberes, son las que menos se acercan a los barrios. Generalmente lo hacen las instituciones técnicas privadas con los contenidos e intenciones que muchos conocemos. No nos atreveríamos a afirmar que esa distancia entre la formación a la primera infancia y la formación académica de la universidad, tenga que ver con esa subvaloración de nuestra labor como "cuidadoras", pero nos preocupa, porque en términos del Derecho a la Educación el debate debe ser por una "educación desde la cuna hasta la tumba" cómo lo expresará Gabriel García Marquez.
Es más, si se asume que el derecho a la educación es fundamental para lo que se denomina el "libre desarrollo de la personalidad", los actores del sistema educativo están en mora de pensarse articulaciones más reales entre los ciclos de formación que componen la educación formal del país: la educación inicial, básica primaria, media vocacional y educación superior, en procura de la garantía del Derecho con todas sus condiciones para los sujetos titulares del mismo, y en especial de aquellos a quienes el único espacio diferente de acceso a otros saberes, artes y conocimientos aparte de sus lugares de socialización primaria –la familia y el barrio-, es el Jardín, la Escuela y el Colegio.
Por eso otro punto importante que queremos resaltar es el tema de la calidad del Derecho a la Educación, pero para no hablar desde los conceptos que hemos naturalizado para evaluar los procesos formativos en el país, hablaremos entonces de la "lo significativo del derecho" en palabras de los maestros y maestras; y que para nosotras se resume en la pertinencia, importancia y trascendencia que los contenidos y experiencias de aprendizaje tienen para los niños, niñas y jóvenes. Pensamos que además, lo significativo no se reduce a metodologías y actividades agradables y motivadoras, principalmente tiene que ver con el reconocimiento de los saberes previos y su articulación y/o enriquecimiento con los conocimientos artísticos, científicos y técnicos que le permitan a los y las que se educan, comprender con mayores argumentaciones su mundo inmediato, que les permiten incidir y transformar sus realidades particulares.
En palabras más comunes y conocidas, el problema de la calidad afecta directamente el libre desarrollo de la personalidad en términos de las reales posibilidades de optar, de elegir de los titulares del derecho a la educación y de los sujetos, y como hemos venido sustentando en especial, de los niños, niñas y jóvenes de los sectores populares.
No es difícil entonces, deducir que la calidad y en nuestras palabras la significatividad del Derecho desde la más tierna infancia, tiene una relación directa con el tema de acceso y permanencia a la educación superior de los sectores populares, y ahí pensamos también que la Universidad Pública y los intelectuales pueden aportar mucho más a la educación inicial, básica y media vocacional.
Las mujeres de la Asociación y las jóvenes y señoras con las que trabajamos cotidianamente, referencian como uno de los llamados a la Universidad Pública en especial, el tema de acceso de ellas mismas y de sus hijas e hijos a la Universidad. Ellas quieren estudiar y quieren que sus hijos e hijas también lo hagan, pero reconocen que la formación en la Educación básica y media vocacional ofrece muy pocas posibilidades de ingresar a una Universidad Pública cuando de entrada se exige un puntaje en las pruebas saber o un examen, donde se pregunta por muchos de los contenidos que en los colegios no aprendieron. Esta situación unida a la poca presencia que tienen las universidades públicas en los barrios, resumirían los problemas que ellas detectan en el ejercicio del derecho en términos del acceso.
Pero las mujeres tanto de la Asociación como las de los sectores populares perciben otra dificultad en el acceso y permanencia que no solo tiene que ver con los sectores populares, sino directamente con las mujeres: la situación de la maternidad. Este hecho atraviesa el debate social y político de la educación en el país para los más pobres, para instalarse en nuevamente en la discusión sobre el valor que se le ha asignado biológica y socialmente a la mujer de ser madre.
Como lo expresamos en ideas anteriores, reconocemos el problema de violencia y discriminación contra las mujeres reflejada para muchas de nosotras en la poca importancia y valor que tiene la maternidad tanto para la mayoría de los hombres como para la sociedad en general. Cuando las mujeres quedan en embarazo, son muchos los casos en que dejaron que los hombres tomaran la iniciativa a pesar de ellas, sin su total consentimiento en la relación sexual y sin la posibilidad de opinar y decidir sobre el tema de la protección. Son los hombres los que en la mayoría de casos se desprenden de la responsabilidad de un embarazo y no es menos evidente que son las mujeres las peor juzgadas en esa situación.
Pero también se dan los casos en que las mujeres quieren ser madres y madres jóvenes y sienten que su decisión de serlo no puede ser contradictoria o excluyente con su deseo de estudiar. Por eso se sienten discriminadas cuando de manera individual sus familias y/o compañeros las dejan solas, pero a nivel colectivo la Escuela y la Universidad no le brindan la oportunidad de continuar estudiando[2].
Esta realidad nos ha llevado como Asociación a plantearnos el tema de la decisión de suspender el proceso de gestación como un derecho político pero también ha reconocer que en los sectores populares, ser madres también es una decisión fundamental y en tal sentido, es un derecho de las mujeres querer tener hijos y poder tenerlos en las mejores condiciones sin que eso afecte otras aspiraciones individuales.
[1] Situación que no solo es de las mujeres cabezas de familiar, en general de todas las mujeres tanto por condiciones de pobreza como por la paulatina vinculación de la mujer al mundo del trabajo remunerado.
[2] Esto sin mencionar su imposibilidad de tener trabajo cuando está en embarazo y de perderlo cuando queda en embarazo.
Vamos por la Democracia, el Poder y el Socialismo.